Nuestra Historia
OXER nace de una pasión (y unas cuantas caídas) por la equitación y los caballos.
Uno de mis recuerdos más queridos de infancia son los paseos a caballo con mi familia en Alemania. No se confundan: éramos citadinos de tomo y lomo, nada de criados en el campo.
Mi papá, un señor circunspecto con anatomía de avestruz —patas flacas, guatita cervecera y bisoñé (sí, eran los años 70, ¡se usaban!)— pedía casi una montura hidráulica para poder subirse al caballo. Mi mamá, chiquita y ágil, tenía pánico absoluto a los caballos, pero igual nos acompañaba en todas las aventuras.
Mis hermanos y yo éramos los que más lo disfrutábamos: cabalgatas a concho, carreras improvisadas y juegos de “Wild West”, por supuesto sin casco ni nada que se pareciera a seguridad (en esa época la palabra “airbag” sonaba más a nave espacial que a deporte). Hasta que un día mi papá se cayó… y ahí se acabó la equitación familiar.
40 años después, vi la misma pasión renacer en mi hija y la inscribí en clases de equitación. Yo miraba con ganas desde la barrera, hasta que me atreví a volver a montar: ¡un gran paso a los cincuenta y tantos! Todo iba viento en popa… hasta que una caída me dejó con una costillita rota y un neumotórax traumático. Nada fatal, pero sí muy doloroso y de recuperación eterna. A esa altura de la vida una ya está un poco más oxidada, y entendí que estas lesiones se podrían evitar con un buen chaleco de protección, sobre todo con airbag.
La idea cobró aún más fuerza al ver a mi hija saltar cada vez más alto, acumular sus propios porrazos, y comprobar en las competencias cómo los caballos pueden ponerse nerviosos en cualquier momento. Así nació la inquietud: ¿por qué no hacer más accesibles los chalecos airbag para todos los jinetes, no solo para competencias, sino también para las clases del día a día?
De esa inquietud nació OXER: seleccionamos cuidadosamente fabricantes especializados en seguridad ecuestre y combinamos eso con una logística eficiente, para que productos de primer nivel lleguen a un precio más razonable. Nuestro objetivo es simple: que más jinetes en Chile puedan montar con confianza, disfrutar del deporte y —si toca caerse— que duela mucho menos.
Porque la pasión por la equitación no debería terminar con una costilla rota.
“QUEREMOS QUE CADA TROPIEZO, CADA CAÍDA, ..SEA SOLO UNA ENSEÑANZA PARA SER MEJORES JINETES, Y NO UNA LIMITANTE QUE TE ALEJE DE TU PASIÓN!!!